Un mural no puede ser burocracia.
(O el arte no se borra)
El año pasado el IUNA participo activamente del proceso de movilización estudiantil que involucró a secundarios, terciarios y universitarios de todo el país unificados en el reclamo de AUMENTO PRESUPUESTARIO Y ACONDICIONAMIENTO EDILICIO.
De repente nos encontramos compartiendo chacareras, teatro, pintura, música, danza, mate amargo y política con cientos de compañeros del IUNA. Empezamos a construir juntos, eliminando la distancia física que se nos impone ubicándonos en distintos edificios.
Sin embargo éste no fue el único reflejo del estudiantazo en el IUNA. Las paredes de French (¡una universidad artística!) se encontraron con la expresión de compañeros que dejaron su marca. El patio surrealista (el del árbol) a principios de septiembre estaba lleno de colores. Pero no paso una semana, y la pared ya tenia nuevamente blanqueada su imagen.
El mural no era agresivo, era una expresión artística dentro del clima que había generado la participación política de los estudiantes. Que lo taparan generó mucha indignación y a los pocos días apareció bien grande “EL ARTE NO SE BORRA”. Y muy a pesar de lo explícito del mensaje, una vez más fue borrado.
Es importante preguntarnos por qué en un lugar de formación artística se coarta una iniciativa expresiva. Y también, si las paredes de nuestra facultad no las podemos pintar nosotros, entonces ¿quién las puede pintar?
Un ejemplo más…
Cuando comenzó la persecución política a compañeros de dramáticas que estaban en la lucha, cuando se pegaron fotos de compañeras con un circulo en su cara tildándolas falsamente de violentas, cuando se nos impidió hablar en “jornadas de reflexión en contra de la violencia”, cuando se nos gritó y se nos catalogó de personas no gratas para la facultad, fue cuando interdepatamentalmente decidimos desnaturalizar estos hechos, no dejar que pasaran por alto; los enarbolados en la democracia nos estaban callando solamente por pensar distinto.
La jornada artística en Dramáticas contra la persecución política culminó en un mural pintado por los compañeros de visuales en la esquina de French y Aráoz. Se pintaron los monos sabios: uno tapándose la boca, otro tapándose los ojos y otro tapándose las orejas.
Dos días duró el mural que “no había aprobado la mayoría”. Otra vez borraron una parte de la historia, los que tienen los medios para hacerlo.
Y para rematar…
Cuando comenzamos el año nos preguntamos: ¿Quiénes habrán sido las mayorías que aprobaron el ‘eternestor’ y el ‘mas klo masti kalo’ (el que ocupa el lugar de los monos sabios)? Pablo Limarzi (Secretario de Extensión) nos comunicó que para tener un mural solo hay que presentar una carta por mesa de entrada, solicitar el permiso digamos. Parece que las mayorías ya no importan, ahora las reemplaza la burocracia, hasta para expresarnos tenemos que hacer trámites, nos tienen que aprobar.
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